ꕤ You don't always have a teacher. Or a father. «
Pleasure ┊ Pain.
La sala no era precisamente acogedora o con espejos. El cabeza de
familia había adaptado una barra de madera, y la adolescente de la casa
se veía obligada a retirarla cuando terminaba cada ensayo. Era una
estancia fría, con el suelo de enormes baldosas que
establecían patrón de ajedrez y que, más de una vez, habían hecho resbalar a Leta.
La fuerza del eco que había allí podría provocar cosas tales como
sensación de soledad, descorazonamiento o impotencia, y por contrario
ella se sentía bien allí. No
necesitaba nada más que dejar sonar el piano, y ponerse esas puntas
negras a las que casi a diario sacaba brillo. Y justo así era como ese
día, danzaba de un lado al otro con una melodía un tanto melancólica,
con el pelo recogido en una cola alta y
estrenando el maillot y falda verdes que Lyanna le había regalado esa misma mañana.
La mujer rubia, con curiosidad, la miraba bailar por la rendija de la
puerta entreabierta, asegurándose de que no realizara su presencia. No
quería desconcentrarla, ni
arrebatarle ese momento de paz. Mientras esbozaba una sonrisa, firmes
pasos de bota la hicieron mirar hacia un lado por el pasillo.
【 Una hora antes. Piso superior. Habitación de Rodolphus. 】
El joven, serio pero atractivo hermano de Leta, escondía algo
allí donde nadie más sabía, mientras escuchaba a su padre a voces, como
cada día. Ordenaba a la morena de dieciséis años, como si de un elfo
se tratara y como hacía con él mismo muchas veces, quitar el polvo a
los libros de la biblioteca, y fregar el suelo
como solía hacerse antes, de rodillas 'para un mejor acabado.' Ella
había replicado tanto ya, que quizá ese día sencillamente no tenía ganas
de hacerlo. Asintió sin mucho convencimiento y esperó a que Renan se
retirase, para ir a picar a la puerta de
Rodolphus. Sus nudillos sonaron suavemente.
─ ¿Puedo entrar?
El joven se sentó en el sillón, antes de responder.
─ Pero rápido. Tienes cosas que hacer según padre.
Leta entró sin hacer mucho ruido, y cerró la puerta tras ella. Se acercó a él unos
pasos, llevaba bajo el brazo sus puntas de danza. Sin decir nada, el chico ya sabía qué le pediría. Ella se pronunció.
─ Iré luego a limpiar. ¿Me cubres?
─
Sabes que no. Los dos tenemos castigo diario y acordamos no tener que cargar con el ajeno.
─
Lo sé. Pero es sólo un rato.
Rodolphus suspiró, negando con la cabeza, y se levantó hacia ella.
─
Le diré que no sé dónde estás, así que no quiero saber a dónde vas.
─ No creo que baje al primer piso...
Era una lástima pero, los dos hermanos habían perdido
ostumbre de sonreír y asintieron de acuerdo con 'lo decidido'. Ella
salió por la puerta, y él la volvió a cerrar apoyándose en esta mientras
Leta bajaba al salón sigilosamente.
Mientras tanto, Rabastan se preparaba para montar y al rato, antes de subir
al caballo, fue a buscar un vaso de agua a la cocina. Estando allí le llamó su padre, que acudió rápido hacia él.
─ ¿Sigues aquí? Sal ya a montar, en cuanto vuelvas tienes que trabajar.
Probablemente, la aportación de dinero de Rabastan a su fortuna
era lo único que limaba un poco asperezas con él.
─ Sólo vine a beber agua. Hoy no hay tanto trabajo.
Renan le miró mal, echando un vistazo a su alrededor después. Su ceño
fruncido y su mirada inquietaron al tercero de los hermanos, que le
miraba
dándole el vaso a la elfina.
─ ¿Dónde está tu hermana?
─ No la he visto desde que me despedí antes. Seguro que estará allí dónde... Usted le haya ordenado.
Su padre le fulminó con la mirada, elevando un poco el tono de voz.
─
¿La ves aquí? ¡¿No verdad?! DEBERÍA ESTAR VIENDO MI REFLEJO EN EL SUELO.
Rabastan vio como Renan se retiraba a toda prisa y él, no es que no
quisiera ayudar a la pequeña de los tres, sino que bien sabía que nada
podía hacer. Apoyado en la encimera central, negó con la cabeza
sabiendo lo que iba a ocurrir.
Ese, un momento como ese, era justo el que hacía parecer que la noche
se cerniera en el interior de la mansión. El silencio se rompía
continuamente con pasos apresurados, llenos de furia, seguidos de una
túnica tan oscura
que parecía sacada del abismo.
El hombre ascendió hasta la habitación de Rodolphus, que algo inquieto
ya esperaba su intromisión, en efecto, abriendo la puerta de un
bandazo.
─ Dónde está esa salvaje.
─
Lo desconozco, sólo la vi salir.
La piedad no
existía para ese hombre, así que simplemente recurrió a una agresiva
legeremancia con él. El chico sabía resistirse, pero no tanto. Al
desvelar la escena de su hermana con las puntas bajo el brazo, se detuvo
y dio una leve palmada en la espalda del
chico.
─ No te preocupes, que hoy te va a quedar claro cómo se hace. Eso no es oclumancia ni es nada.
Rodolphus sabía que eso comportaba una noche dura, y no pudo sino
encerrarse y prepararse para ello. Renan empezó a bajar las escaleras
hasta abajo del
todo, cruzando así el ala este de la mansión. Llevaba los puños
cerrados y sus ojos ardían sin necesidad de parecer llamas. Cuando entró
en el pasillo, ya percibía las notas de piano. Su nueva mujer estaba
allí. Detestaba que se llevaran bien.
─
¿Qué haces aquí?
─ Es preciosa Renan. ─ Abrió un poco más la puerta.─ ¿Ves? Tiene talento...
─
Aparta.
Abrió la puerta sin miramientos, haciendo que Leta se diera cuenta de
su presencia y se girase sobresaltada. No se atrevía a decir nada y sin
que parase
la música, conjuró un 'Desmaius' contra ella, despidiéndola hacia la
barra con tal fuerza que cayó al suelo y se golpeó el rostro. La pieza
de música había tomado un aspecto tétrico por la situación.
─ Pare.
─ Sigue bailando, venga. Tanto que te gusta.
El hombre ejerció el hechizo 'Deprimo' contra su tobillo, con tanto
empeño que la chica no tuvo más que sujetárselo con ambas manos,
sintiendo la peor de las presiones en él, tenso, pareciendo que iba a
romperse. Para no mostrarse débil ante él aguantaba
las lágrimas, hasta que gritó y él bajó la varita.
─ Ahora fuera. Llevas dieciséis años arruinando mi vida y eso se acabó. ¡FUERA!
Leta se levantó como pudo, avanzando hacia la puerta mientras se mordía el dedo para no quejarse. Aún debía limpiar todo
lo ordenado, y debería aguantarse.
【 Cuatro horas después, habitación de Leta. 】
Se sentó en el tocador, ya llevaba el vestido que luciría esa noche en
la reunión. Por supuesto, exclusivamente de aquellos de sangre pura.
Black, Carrow, Crouch, Flint,
Malfoy, y Greengrass, entre algunas otras más. La puerta de la pequeña
de los Lestrange, estaba abierta. Rodolphus entró ya también preparado,
mirándola.
─ ¿Llevarás ese vestido?
Leta se tapaba con lo que tenía de maquillaje el morado de su sien,
recibido por la mañana, aunque no le tapaba del todo. Asintió ante su pregunta antes de mirarle.
─ ¿Estás bien?
─
Perfectamente, sí.
El momento de silencio cesó con la llegada de Rabastan.
─ ¿Vamos?
La pequeña asintió, y los tres recorrieron el
pasillo hacia la escalera principal. Antes de bajar, Leta tomó un brazo
a Rodolphus, y del otro a Rabastan quedando ella en medio. Los tres
bajaron las escaleras, parecía que ya les esperaban.
Renan les hizo un gesto para que se acercaran a él, que hablaba
con alguien, y así lo hicieron para ser presentados por su padre.
─ Sr. Malfoy, Sra. Black, mis hijos.
Mientras hablaba señalaba a cada uno.
─ Este es Rodolphus, el primogénito, el mayor. Este es Rabastan, mi segundo hijo, y ella es Leta. La pequeña.
Todos se estrecharon las manos pese al tono del mayor, y sin comerlo ni
beberlo, los seis entablaron conversación. La Sra. Black se fijó en
algo que otros quizá no, o quizá solo ignoraron por precaución.
─
Querida, ¿Por casualidad se ha hecho daño últimamente? ¿Se encuentra bien?
Leta abrió los ojos un poco más. El morado. Sabía que debía mentir pero Renan respondió por ella.
─ Cayó mientras ensayaba danza clásica, y resbaló de mala manera.
Leta enmudeció, engullendo con rabia el embuste
realizado. El Sr. Malfoy hizo una mueca antes de que la mujer hablara.
─ Deberíamos asistir al teatro pronto, ¿No creen? Tenemos suerte de tener la compañía de 'The Royal' en algunos locales cercanos.
Renan tuvo una idea, maldita, pero la tuvo.
─
No se preocupe, Sra. Black. Mi hija Leta bailará para usted esta noche.
Un 'qué' aterrado y desconfiado, pero en voz baja, salió de los labios
de la bruja, mirando a su padre realmente molesta. Renan la apartó un
momento del brazo, apretando un poco, y Leta
replicó.
─ No le bailaré nada. No para complacerle a usted.
─
Lo harás porque así lo digo. Sin falta.
─ No.
─
No decepcionarás a la señora Black.
─ Apenas puedo mover bien el pie, casi me lo destroza esta mañana. ¿Cómo pretende que baile?
─
No
haberte caído y obedéceme como si fueras cristiana y yo las sagradas escrituras. Vete y cámbiate. Y más te vale hacerlo bien.
【 Media hora después. Salón de la mansión Lestrange.】
Ante miradas atentas, Leta entraba en su vestimenta de danza clásica,
esta vez de color gris y con el pelo suelto. Llevaba las mismas puntas
negras.
Se colocó en el suelo de espaldas a todos en una postura, esperando que
empezara la música, que con las primeras notas le permitió levantarse.
La melodía era triste y su rostro
afectado, demasiado callado para su situación pues el tobillo le dolía a horrores.
Rabastan y Rodolphus observaban desde el lado derecho, y podían escuchar hablar a dos mujeres en susurros.
"Tiene talento, sí..."
"Se nota cuánto siente la pieza, mira su
expresión."
"Lo está viviendo, ya lo creo. Sin duda debe tener un maestro o maestra excepcional."
Ambos hermanos se miraron un instante en silencio, antes de devolver la mirada a su hermana. Ellos dos lo sabían, que no lloraba por la pieza, que lloraba por dolor. Que no tenía quién la enseñara profesionalmente y aún con un pie que acabaría en mal estado, había dado tanto de sí, que simplemente creyeron que se emocionaba, y satisfecho, Renan sonreía.

